El cachondeo ideológico verde de Europa no tiene fin, tristemente. Ahora apuesta por el carbón. ¡Sí, el carbón! Una energía que sí emite CO2 y que es muy contaminante... mientras el viejo continente persigue emisiones neutras en 2050. Va bien.
Como se puede ver en el paquete ‘REPower EU’ presentado por la Comisión Europea, vuelve al carbón para reducir su dependencia del gas ruso, al tiempo que insiste en el error de no impulsar con fuerza la energía nuclear, que es barata y limpia (no emite CO2). De hecho, Bruselas reducirá la participación de las centrales de ciclo combinado de gas en el mix energético, al tiempo que elevará la de las centrales de carbón y las nucleares, pero de las primeras lo hará en un 5%, hasta 100 teravatios hora (TWh), mientras en las segundas sólo llegará a 44 TWh. Es decir, la generación de electricidad con carbón será 2,27 veces superior a la de la nuclear. ¡Increíble! Bruselas apuesta más por una energía que emite mucho CO2 por otra que no lo hace.
En esto puede tener mucho que ver la ‘verde’ Alemania. Un país que sigue mandando mucho en Europa... y eso que ya no está Angela Merkel y que el francés Emmanuel Macron ha ido ganando influencia. De hecho, Alemania tiene el carbón como primera fuente de generación eléctrica y destaca el aumento de la producida con lignito y hulla -dos tipos de carbón-, mientras la producción de renovables ha bajado. ¡Ole! Además, no se puede olvidar que dirá adiós a la nuclear, que no emite CO2, a finales de este año, mientras que el fin del carbón lo fijó para 2038.
En esto puede tener mucho que ver la ‘verde’ Alemania, que sigue mandando mucho en Europa y tiene el carbón como primera fuente de generación eléctrica: ha aumentado la producción de hulla y lignito, mientras ha reducido la de renovables
Justo al revés que España, que se despedirá del carbón antes de 2030 y ya tiene un calendario progresivo de cierre de sus siete reactores nucleares entre 2027 y 2035. La semana pasada, Endesa procedió a la voladura de las tres torres de refrigeración de la central térmica de Andorra (Teruel), una de las tareas más complejas del proceso de desmantelamiento, y espera recibir el visto bueno del Ministerio para la Transición Ecológica para echar el cierre a la central de As Pontes (La Coruña) este año, tras haberlo solicitado en 2019. Además, aún quedan las térmicas de Aboño y Soto de Ribera (ambas situadas en Asturias) que opera EDP y Los Barrios (Cádiz), que también es propiedad de EDP al formar parte de los activos que adquirió a Viesgo. La térmica de Soto de Ribera, al igual que As Pontes, ya solicitaron su cierre, pero tienen que estar disponibles y ofertar energía hasta que el Departamento de Teresa Ribera autorice su cierre.
Claro que Bruselas apuesta por el carbón y al mismo tiempo quiere impulsar las energías renovables. Al hilo de esto último, conviene tener en cuenta las palabras de Antonio Brufau subrayando que la prioridad será “de dónde y de quién nos aprovisionamos porque Europa no dispone de energía propia, sino que la importa, y no tiene materias primas necesarias para la descarbonización (por ejemplo, minerales como el litio, o los microchips)”. Y días antes, el presidente de Repsol había apelado a no volver a cometer “los mismos errores con la geopolítica de los minerales” que con la de los hidrocarburos, porque ahora se va a desplazar el poder de unos productores de combustibles “a otros de materias raras”.