Ahora resulta que la culpable de la muerte de aún no se sabe cuántas docenas de inmigrantes, al parecer afganos, es de Giorgia Meloni, que es de ultraderecha, la muy...

Empecemos por el principio. No conviene convertir la tragedia en drama ni el drama en espectáculo: el trágico naufragio de Calabria demuestra, una vez más, que hay que volver al principio básico: la emigración es mala de suyo. Lo que el primer mundo debe hacer es ayudar al tercer mundo a que se desarrolle y ahí sí que debe echar el resto. Salvo al perseguido que no puede quedarse en su país de origen; a ese sí que hay que acogerle.

Esto es lo que San Juan Pablo II llama injerencia humanitaria. Y es bueno ingerirse para ayudar, incluso proteger por la fuerza al débil del tirano. Pero eso no es motivo de migración sino causa de la tiranía. 

Dicho en otras palabras, al refugiado hay que acogerle, al emigrante hay que ayudarle en su tierra de origen. Lo de ONG's de rescate que luego dejan en manos de los gobiernos y de la sociedad la atención permanente al inmigrante, o sea, lo difícil, mientras chupan cámara y encima protestan con los Gobiernos que no les secundan... empieza a resultar un tanto desagradable.

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En cualquier caso hay que acabar con el chantaje mutuo del Tercer Mundo contra Europa y Estados Unidos. La emigración es mala. El mundo rico debe ayudar al pobre en su tierra y el Tercer Mundo debe dejar de expulsar a su gente al rico.