Lo explicábamos ayer en Hispanidad: la vicepresidente primera del Gobierno, Nadia Calviño se ha beneficiado fiscalmente al crear una sociedad familiar, a nombre de su esposo e hija, en Bruselas, por la presunta doble vía de convertir el IRPF en Impuesto de sociedades, se paga menos, y por tributar en el extranjero, siendo una española que trabaja en Bruselas. 

Otro escándalo que unir a la ristra de escándalos de doña Nadia Calviño, quien repite que ya ha dado todo tipo de explicaciones -mentira- y que no piensa dar más. Fue por algo parecido por lo que Pedro Sánchez expulsó a Máximo Huerta como ministro de Cultura.

Pues bien, la sesión de control al Gobierno en el Senado demuestra que la vida te da sorpresas, porque Javier Maroto, portavoz del PP, esta vez lo ha hecho bien.

Le echó en cara a Calviño su silencio -y el de los medios, podía haber añadido- y auguró que en la respuesta final no daría explicaciones sobre su elusión fiscal, la misma por la que Sánchez hizo dimitir al ministro Huerta, y que aprovecharía para criticar e insultar a Feijóo

Y eso fue exactamente lo que hizo Nadia Calviño.

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La caradura de doña Nadie supera a todo lo anterior: me acusan con pruebas de elusión fiscal y de posible corrupción, pero el que tiene que dimitir es Núñez Feijóo.