Del Concilio ecuménico de Nicea, que tuvo lugar hace 1.700 años, este es su aniversario, surgió el Credo de Nicea, que condensó los fundamentos de la fe cristiana en una formulación reconocida aún hoy tanto por católicos como por las principales Iglesias ortodoxas y evangélicas. 

Se da además la circunstancia de que aquel Concilio logró entonces unificar la fecha de la Pascua, objetivo que volvió a poner sobre la mesa el Vaticano II. Providencia o casualidad, en 2025 las fechas de los calendarios gregoriano y juliano coinciden, por lo que habrá una Semana Santa común en la que todos los cristianos conmemorarán la oración de Jesús en el Cenáculo pidiendo “que todos sean uno”. Y rezarán, cada uno en sus lugares de culto, un mismo Credo de Nicea que reconoce una sola Iglesia, “santa, católica y apostólica”. Palabras que durante siglos sonaron a utopía, pero que hoy el avance del diálogo ecuménico permite quizás atisbar.