Sr. Director:

La ministra de Educación, Pilar Alegría, incurre en demagogia para asegurar que así, con el nuevo decreto, se premia el esfuerzo basado en la motivación, no en el castigo. Parecería una broma si no tuviéramos la Educación en los niveles con los que año tras año nos avergüenzan los informes internacionales, y si este Gobierno no hubiera mostrado ya su alergia a todo lo que suene a verdadero esfuerzo. En lugar de preparar a los alumnos para la vida en general, y para su vida profesional, con una sólida formación, se trata de un guiño a ciertas corrientes pedagógicas supuestamente “progresistas” ya desacreditadas en la mayoría de los países de nuestro entorno.

La ministra había prometido una moratoria en la medida, pero ahora quiere hacernos creer que lo mejor para el alumno es aprobar suspendiendo. Todo un síntoma de cómo entiende el Ejecutivo un asunto tan complejo, delicado y decisivo para nuestro futuro como es la Educación.