Sr. Director:
El flamante vencedor de las elecciones argentinas y hoy Presidente con una mayoría absoluta de votos para su partido La Libertad Avanza, está siendo uno de los políticos más citado y criticado, especialmente por los socialistas y peronistas. Ya en su discurso en Davos ante todo la grandes empresarios y políticos del mundo declaro con rotundidad y sin complejos su ideario político básico basado en: el derecho a la vida contra el aborta y eutanasia, el derecho a la propiedad privada, a la libertad de comercio y en el derecho a no ser perseguido y marginado por pensar en libertad. Javier Mileil ha llegado a la política para dar la batalla cultural, no por ambiciones. Supera a casi todos los presidentes de gobiernos y primeros ministros en conocimientos económicos, que desarrolló en su profesión durante mucho antes de optar por la política, de la que estaba alejado hasta las elecciones. Contra viento y marea y con la oposición de casi todos los políticos socialistas y comunistas, pretende sacar a Argentina del estado de postración en que la han dejado los peronistas kirchneristas. Desde el primer día que empezó a gobernar, los sindicatos peronistas como la CGT intentan por todos los medios echarlo del poder por huelgas y paros generalizados violentos. En uno de sus discursos, durante 80 minutos con una oratoria brillante y contundente, solo interrumpido por las voces de sus enfervorizados partidarios, dejó clara la terrible herencia recibida de los anteriores gobiernos: pobreza, paro, inseguridad ciudadana con los delitos de narcotráfico, fracaso educativo. Especial importancia dio a la corrupción de la casta política cada vez más rica mientras las argentinas más pobres. Declaró que, por su corrupción, los políticos, deben juzgados y encarcelados y nunca jamás deben volver al poder.
Milei suele utilizar de símbolos para explicar sus medidas políticas contra la corrupción de la casta: la motosierra, para tomar medidas drásticas contra la inflamación, déficit público y la licuadora para recortar los gastos políticos: reduciendo asesores, reduciendo ministerios, asesores cargos públicos que se enriquecen mientras los argentinos cada vez son más pobres. Javier Milei pretende que aquellos presidentes que arruinen Argentina provocando déficit público por gastar más de lo que deben, provocando inflación y miseria, sean juzgados como enemigos de la Patria. Nadie nunca se atrevió a tanto.
Haber vivido un año en Argentina en unas circunstancias que me permitieron conocer este gran país (Mar del Plata, Rosario y sobre todo Buenos Aires me dio la oportunidad de conocer incluso al Papa Francisco cuando era arzobispo auxiliar de Buenos Aires y gracias a los misioneros españoles que desempeñaban un gran papel en las villas miseria (`pobreza); conocer jueces de Cámara, como mi amigo el Doctor Barberis, así como abogados prestigiosos. Eran tiempos del presidente Menem, tiempos de convertibilidad peso dólar. Gracias a asturianos que habían logrado prosperar con mucho sacrificio como Faustino y su esposa Keli (DEP) o Manolo un luchador llegado de una aldea asturiana que regía uno de restaurantes más prestigioso de Mar del Plata.
Esto me ha hecho entender el gran triunfo de Javier Milei un político que invoca a Dios y cita con emoción y fervor pasajes de la Biblia y su objetivo muy claro pero muy difícil, especialmente por la radical oposición de quienes durante años ha empobrecida moral social y económicamente: hacer de Argentina una de las naciones más relevante del mundo como lo fue a principios del siglo XX, al grito de ¡LA LIBERTAD CARAJO! Así Argentina dejará de llorar como quería Evita Perón.