Sr. Director:
Da pena que los investigadores se vendan a la ideología del momento para conseguir financiación pública para poder vivir, aunque con ello traicionen incluso al sentido común. Un ejemplo de esto es el de una arqueóloga que dice haber descubierto en la República Checa a un ser humano que calcula que vivió entre 2900 y 2500 a. C. y que afirma que era transexual u homosexual porque, siendo hombre, fue enterrado como mujer.
Curiosa afirmación que, por mucho que se quiera, no deja de ser una suposición que nunca podrá comprobarse. ¿Por qué habría que pensar que aquel hombre padecía una enfermedad mental que le hacía elegir un género distinto a su sexo, sólo por el hecho de que lo hubieran enterrado con los utensilios que solían usar las mujeres? ¿No cabría pensar, por ejemplo, que el Ministerio de Igualdad de aquella época le obligó a asumir funciones desarrolladas habitualmente por mujeres para eliminar discriminaciones? Ya puestos, creo que mi hipótesis también merece una subvención, ¿no creen?