Sr. Director:

En el último debate televisado entre los dos candidatos a la presidencia de USA, el actual presidente Joe Biden descalificó al aspirante republicano Donald Trump acusándole de tener la moral de un gato callejero. Una expresión popular muy gráfica, pero a la vez muy injusta con los pobres gatos; ya que estos, al igual que el resto de animales, sólo actúan siguiendo sus instintos; y al carecer de libertad para elegir entre el bien y el mal, sus acciones no pueden calificarse de morales o inmorales. Muy diferente de los actos humanos cuando son libres y voluntarios, que nos hacen capaces de lo bueno y de lo malo, de lo mejor y  lo peor. Y entre lo peor, por mucho que intenten normalizarlo, está eso tan extendido de darle matarile a los hijos en el seno materno impidiéndoles nacer.

De esta práctica letal, que no encontramos en ningún animal, es partidario el equipo del muy católico progresista y poderoso Joe Biden, que llega incluso a justificar el denominado aborto por nacimiento parcial, consistente en matar al feto durante el momento del parto, aplastándole el cráneo y aspirando su cerebro justo antes de nacer. Se hace así para que tan salvaje acción se considere legalmente un aborto y eludir lo que en realidad es: un infanticidio; aunque eso sí, sofisticadamente aséptico y nada callejero. Sin embargo, resulta inimaginable el escándalo y rechazo que suscitaría que, alguien como Biden, defendiese la aplicación de esta práctica sobre un gatito o cualquier otro indefenso animal.