Sr. Director:
Aunque se haga con la mejor de las intenciones, creo que a la mayoría de andaluces no nos hace gracia que remeden nuestras maneras de hablar; e imagino que lo mismo sentirán catalanes, madrileños, gallegos, etc., cuando les imiten. Cada uno aprende el idioma y la forma de hablarlo según donde nace y pace; que en esto hay tanta culpa como la de ser parido en una determinada familia. Pero el distinto acento y musicalidad en las hablas no implica incultura ni desconocimiento gramatical.
Cosa diferente es la ignorancia... Presentadora andaluza de programas de la tele ha habido que, al ser reprochada por soltar tamaños barbarismos, se justificaba diciendo: «¡Es que los andaluces hablamos así!»; imputándonos a todos su incultura. Pero igual de molestos nos resultan también los andaluces que falsean artificiosamente sus acentos: ya sea para parecer oriundos de «Madrís», o por el contrario, para aparentar ser muy del pueblo, cuando en realidad no hablan así en sus vidas cotidianas.
En esto último se parecen a esa otra parte de catalanes y gallegos que se afanan por exagerar la pronunciación de sus lenguas regionales, de modo que resulte lo más ininteligible posible para el resto de españoles.
Y es que cada cual aflora sus complejos según su capacidad.