Sr. Director:
El corazón de la acción social de la Iglesia late en estos momentos al preocupante ritmo de la crisis en la que estamos sumidos. Las Cáritas diocesanas están redoblando sus esfuerzos porque son muchas más las personas que acuden a pedir ayuda para cubrir sus necesidades más básicas. No solo ha cambiado la cantidad, Cáritas es un termómetro fiable para darnos cuenta también de cómo ha cambiado el perfil y de cómo personas que antes no acudían, llaman ahora a la puerta con auténticos dramas familiares: tienen que decidir entre pagar las cuotas de la luz, el agua o el alquiler, y dar de comer a sus hijos. Son, en su mayoría, familias con una economía muy precaria, cuyos ingresos han caído casi totalmente al haber perdido el trabajo.