Sr. Director:

La comunidad internacional asiste un tanto impasible a este juego. En teoría el Gobierno de Sarraj goza del reconocimiento de la UE, Estados Unidos y la ONU, además de Qatar y Turquía, pero esto no se ha traducido en un apoyo real. La consecuencia parece clara. Erdogan da un paso al frente y consigue que Turquía y Rusia acaben decidiendo el destino final de Libia. De hecho, Erdogan ya habia anunciado que se entrevistaría con Putin. El gas libio será la moneda de cambio después de que Erdogan haya obtenido de Libia el permiso para hacer prospecciones marítimas y a la espera de los acuerdos a los que llegue con Rusia.

En todo esto, lo de menos es el desgobierno que reina en Libia, los miles de civiles muertos, el perverso negocio del tráfico de seres humanos y los grandes beneficios que el tráfico ilegal de armas está generando. Libia es solo una pieza en un despiadado tablero de ajedrez.

 

 

Pedro García