Sr. Director:
Es lógico, aunque no demasiado honrado, que cualquier acción -y no digamos todos los fracasos (y está habiendo muchos)- se pretenda camuflar tras las cortinas de humo provocadas al rebufo de la pandemia.
Pero también es normal -vista la desastrosa gestión que, desde el triunfo de la moción de censura, han hecho Sánchez y sus ministros- preguntarse cuál sería la situación de los asuntos públicos, bajo la dirección de Sánchez, si la epidemia no hubiera existido.
¿Sería lo mismo el conflicto provocado por los separatistas? ¿Cómo se encontraría nuestra posición internacional? ¿Las relaciones con Marruecos o Estados Unidos o Europa atravesarían los mismos problemas? ¿Se habrían resuelto nuestras penurias económicas, el paro juvenil, los cierres de empresas, la precariedad de nuestra balanza de pagos y el despilfarro del gasto público o la carestía de la vivienda? ¿Serían otros los resultados académicos de nuestros escolares y universitarios? ¿La agricultura y sus contenciosos con Europa estarían en vías de solución? ¿Seguiría la historia, falsa o reinventada, pesando en la convivencia entre españoles? ¿Habría una relación normal entre el Gobierno y la oposición? ¿El precio de la luz estaría marcando records constantemente? ¿Tendrían el Legislativo y el Judicial la independencia y la relevancia que les asigna la Constitución? ¿Gozaría la Corona, como primera Institución del Estado, de la lealtad y el respaldo de todas las fuerzas políticas? ¿Trabajarían los medios de comunicación con la debida libertad en el ejercicio de su función informativa?...
Son muchas las preguntas que, dado el estado actual de las cosas, podrían hacerse obviando la culpa que en esas situaciones deban cargarse al coronavirus.
La inexistencia de la pandemia no deja de ser una ficción, pero lo que es real es la completa certeza de que con estos mimbres ideológicos, partidistas y hasta personales y con la coalición con los comunistas, el cesto de Sánchez sería muy parecido, porque de dónde no hay, es difícil sacar y la inoperancia de quienes nos gobiernan está a la vista. Con virus y sin él.