Sr. Director:
El calificar el aborto de “derecho humano” –nada de interrupción del embarazo, que nada tiene que ver con la realidad de provocar voluntaria y fríamente la muerte de un ser humano- es un insulto directo a los “derechos humanos”, es engañar a la inteligencia con palabras más suaves. Y ¿quién es el Estado, el gobierno, para dar a los ciudadanos el “derecho de matar” a otros ciudadanos, aunque todavía no estén inscritos en el registro civil, cuando la “vida”, el derecho a nacer es el principal derecho que un gobierno tiene que custodiar y defender?
Los “derechos humanos” reconocen una realidad que hay que proteger y defender: la libertad de nacer, de enseñanza, de religión, de trabajo, de residencia, etc. etc. ¿Cómo se puede defender y proteger la libertad de matar?
El embarazo es un proceso natural que forma parte de la vida de todo ser humano: madres e hijos viven el embarazo cada uno a su manera. Y que nadie tiene “derecho” de interrumpir matando al que lo está viviendo: un ser humano que ya existe, aunque todavía desarrolle su vida sin haber salido del vientre de su madre.
Biden parece querer acompañar a Europa en su camino hacia la muerte, ya iniciado hace años al abandonar sus raíces cristianas, griegas y romanas que alimentaron el espíritu que le dio vida. Ahora, parece que quiere abandonar a las generaciones que podrían darle nueva vida. ¿Quiere suicidarse, negando su pasado y no construyendo futuro?
Lógicamente, esa ley del parlamento europeo puede ser olvidada y no tenida en la menor consideración por los diversos Estados que componen la Unión Europea. Hungría, Malta y Polonia ya lo han hecho, y seguirán defendiendo el derecho a nacer de todos sus habitantes. ¿Harán lo mismo Francia, Italia, España, Alemania, etc.?