Sr. Director:

No es tirar piedras al propio tejado, soy católico y puedo y debo denunciar lo que no coincide con el Magisterio, es alertar sobre la gravísima situación por la que pasa la Iglesia Católica. Pero para derribar a la Iglesia Católica lo cual no podrán conseguir, primero hay que conseguir que los fieles pierdan el sentido de lo sagrado, de lo divino, y esta tarea ya comenzó sobre todo en la década de los años sesenta del siglo pasado y que ha ido incrementándose continuamente; los derribadores no estaban fuera de la Iglesia, eran verdaderos torpedos infiltrados en ella.

¿Cuál es lo fundamental en la Iglesia Católica? Pues sin duda alguna la Divina Eucaristía, la Presencia del Dios Vivo en la Sagrada Forma. Desde que comenzó a darse la comunión en la mano y de pie a los fieles contraviniendo las normas del Magisterio, todo empezó a desmoronarse. Pero si la Iglesia Católica es solo Una, estos infiltrados no eran católicos. Y con la actual pandemia del coronavirus que está hasta en la sopa, estos derribadores han visto como esta situación les convenía, y ahora hay iglesias en las cuales no puedes comulgar en la boca, ya me ha sucedido en más de una ocasión y me he quedado son recibir la Sagrada Forma, haciendo una comunión espiritual. ¿Fanático, integrista? Nada de eso, algo superior a mí me impide recibir la Sagrada Forma en la mano, y no olvidemos que la Iglesia indica que el fiel puede recibir la comunión de rodillas y en la lengua, ya me dirán como lo hago y como ejemplo vean la retrasmisión por la TV trece de la Conferencia Episcopal del Santo Sacrificio de la Misa y verán como la Iglesia tiene comulgatorio, pero nada más que de adorno. Insisto, no es tirar piedras sobre el propio tejado, la desacralización es evidente, pero queda un resto sobre el cual se restablecerá la verdadera Iglesia, que estos miembros infiltrados no podrán derribar