Sr. Director:
Desde hace muchos siglos la comunión se venía distribuyendo a los fieles en la boca y de rodillas. No podía ser de otra manera. La Divina Eucaristía no es solamente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo, en la Consagración se produce el asombroso milagro de la substanciación, el pan y el vino siguen pareciendo lo mismo, pero su substancia son ahora el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Y como Cristo es Dios y hay un solo Dios compuesto por Tres Personas Divinas lo que llamamos la Santísima Trinidad, también está esta Santísima Trinidad, y como Dios es Todopoderoso y Creador de cuanto existe, allí está presente. Uno se queda atónito ante esta Divina Presencia y se pregunta ¿Cómo voy yo a tener en mi mano a ese Ser Todopoderoso? Es imposible y si lo haces es que no te has percatado o no te han enseñado esta Divina Presencia. Y yo me preguntó: ¿Por qué la Iglesia Católica no rectifica y elimina la comunión en la mano?
El Magisterio de la Iglesia que yo sepa nunca ha dado normas para esta sacrílega actuación que rechaza y entonces vuelves a preguntarte el porqué continua todo igual y cada vez peor, ¿Será por la soberbia de los progresistas que implantaron esta sacrílega actuación? Quiero terminar este escrito relatando lo que yo experimenté, omito el nombre del sacerdote, no sería caritativo, también omito la población. Como siempre he hecho a lo largo de mi existencia, me encuentro de rodillas, no había comulgatorio, llega el sacerdote y me dice con un tono displicente delante de los demás fieles: “Vd. No tiene más fe que los demás, póngase de pie” le dije que yo hacia lo que mandaba la Iglesia, y me dice que la Iglesia dice que me ponga de pie. Para terminar: ¿Quieren saber Vds. quién era el sacerdote? Me dijo que le iba yo a decir si era o había sido, no recuerdo exactamente, el Presidente de la Comisión Nacional de Liturgia. Claro, que le iba yo a decir, él lo sabía todo. Pero ¿Tenía fe?