Sr. Director:
Disfrutamos en España de una vida de progreso, tranquila y sin preocupación por que nuestra paz pueda verse alterada por la ambición, la osadía, la egolatría o la altanería de un psicópata. En nuestro planeta sufrimos algunas guerras que están costando muchas vidas de sus habitantes. ¿Pero las guerras surgen como las catástrofes naturales, o las provocan y desarrollan unos asesinos? Porque si una persona, por muy grande que sea su poder, suscita una guerra, sabe que lo que va a conseguir son muchos muertos, mucha destrucción y mucho dolor, por un objetivo tan miserable como es el de mandar en un territorio que no lo hacía antes.
En estos momentos nos repugnan de forma destacada dos guerras, aunque haya otras de menor calado, la promovida por el asesino Putin para apoderarse y poder mandar en Ucrania, y la provocada por los terroristas de Hamás, organización fundada por Ahmed Yasin, Hassan Yousef y otros; ambas están causando muchos miles de muertos, desplazamientos de la población, destrucción y mucho dolor.
Pero si insinúo que nuestro país puede verse abocado a una guerra civil, semejante a la del 36, seguro que habrá más de uno que me llamará de todo (por supuesto malo) y, sobre todo, los que pertenecen o simpatizan con la ultraizquierda que nos gobierna. El devenir de nuestras vidas, se desliza de forma sosegada, sin acciones abruptas, por un totalitarismo que inquieta por su pasión de dominar todos los estamentos del Estado, especialmente la Justicia, sin apreciar la menor intención de dar marcha atrás en el control y sometimiento de todas esas instituciones. Todo esto es una provocación para que el pueblo se rebele y llegue a consecuencias imprevisibles. Con un gobierno de ultraizquierda como el que tenemos, todo puede suceder.