Sr. Director:
Desde la actual Constitución no se salva esta situación. Reconozco que es una empresa muy complicada el intentar explicar que la solución al problema de España no pasa por seguir en la defensa a ciegas de la actual Constitución (CE), y en aclamar la figura del Rey, como aceptando que la Corona ya no puede hacer más de lo que ha hecho.
Entiendo que los españoles, en una situación como la actual, se agarren a un clavo ardiendo y utilicen frases hechas, que pueden a ser más o menos políticamente correctas; afirmar que la CE es “una vía de entendimiento, que representa el espíritu de reconciliación y generosidad de la transición y los padres constituyentes, o que el Rey ha sido clave en el proceso de transición a la democracia”, es muy agradecido políticamente, pero a estas altura todo esto son frases huecas, vacías de contenido.
Desde la CE, y con la aquiescencia del Rey, hemos llegado a donde hemos llegado y ello, tal y como lo han afirmado algunos de los “padres” constituyentes, porque la CE tiene grandes lagunas que dan juego para decir una cosa y la contraria. Así lo avalan las resoluciones del Tribunal Constitucional (TC), entre otras cosas porque el TC está compuesto por jueces designados directamente o indirectamente por el poder legislativo, tal y como lo contempla la propia CE en su artículo 159, es decir, que dependiendo del color mayoritario del TC la CE se interpretará de una forma u otra.
Es por ello que solo podremos salvar la situación actual si reconocemos la necesidad de reformar la CE, evitando esas lagunas a las que nos hemos referido y modificando extremos que blinden la unidad de España, la independencia del poder judicial, la reforma electoral, la vida, la familia, la libertad religiosa, la libertad de expresión y pensamiento, el derecho de los padres a educar a sus hijos, la prisión perpetua o permanente y se regule el régimen de las autonomías, o mejor la forma de descentralización del Estado, que no tiene porqué ser a partir del autogobierno regional, y sus formas de suspenderlo o rescatarlo… Si continuamos empeñándonos en defender el actual articulado de la CE, volveremos a caer en los mismos errores, pero con un agravante, ya que van adquiriendo con el paso del tiempo carta de naturaleza a través de resoluciones del politizado TC, o leyes y normas sancionadas por el Rey que las perpetuaran en el tiempo.
Pocos fuimos los que votamos no a la CE, y lo hicimos porque sabíamos y vislumbrábamos un futuro como el actual, así lo puso de manifiesto Blas Piñar, Presidente de Honor de Alternativa Española, recordado por Sánchez durante el primer debate de su investidura. El sistema se conjuró contra esos pocos, para dejarnos sin voz y al margen de la vida política; hoy, 40 años después, prosigue esa conjura. En este pacto de arrojarnos a la marginalidad participó tanto la izquierda como la derecha, esa derecha liberal hoy dividida entre el PP, Vox y CS, antes entre AP, Liberales y UCD. Hoy esos partidos siguen defendiendo a ciegas la actual CE y la actuación del Rey; por lo tanto, están defendiendo lo que ha sido parte del problema, que no puede ser nunca parte de la solución.
Defender el actual articulado de la CE, equivale a aceptar la desintegración de la unidad patria, toda vez que en una clara contradicción la CE defiende la unidad indivisible dentro de una nación de nacionalidades. Defender esta CE, tal y como lo ha confirmado el TC equivale a aceptar la destrucción de la familia, minada por el aborto, el divorcio, las uniones homosexuales, la adopción de menores por parte de parejas homosexuales, el no poder educar a nuestros hijos en la forma que queremos, la política de género. Defender la CE es aceptar la anexión de Navarra por Vascongadas. Aceptar el actual articulado de la CE equivale a atentar contra la libertad religiosa mediante el laicismo, evitando cualquier cita a Dios, que por cierto, más de un centenar de Constituciones del mundo ( deben ser todas “fachas”) lo reconocen, entre otras, democracias como Alemania, Canadá, Dinamarca, Irlanda, Suecia, Suiza, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, Polonia, Malta…
Es por ello que, desde el acatamiento a la CE, (que no quiere decir de su defensa, hay una gran distancia entre una cosa y la otra), no puedo secundar ningún proyecto político o social que se conforme en la defensa de la actual CE o en la actitud del monarca, salvo que la CE se modifique en los términos referidos en el párrafo precedente y El Rey decida, de una vez por todas, ejercer el mandato que se le tiene encomendado.
El Rey, según el artículo 62 apartado h) de la CE, es “el mando supremo de las Fuerzas Armadas”, y las Fuerzas Armadas (FFAA), según el artículo 8 apartado 1), tienen como misión, “garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”, así las cosas y ante la actual situación de amenaza de ruptura de la integridad territorial y con ello del ordenamiento constitucional, el Rey como mando supremo de las FFAA, y en cumplimiento de su mandato constitucional, deberá instruir a sus subordinados para que ante la situación que atraviesa España, tanto en Cataluña, como en breve en Vascongadas y Navarra, intervengan en aras del cumplimiento del mandato constitucional, que les ha sido encomendado, si no lo hace será connivente en la destrucción de la unidad patria y en consecuencia reo de traición, es duro, pero es una realidad, toda vez que el ilícito penal se comete por acción u omisión.
El pueblo español, y esto es una realidad, ha perdido el respeto a la figura del Rey. Esta pérdida de respeto arrastra a la propia institución monárquica, que termina por verse como innecesaria. La pérdida de respeto comienza ya en el reinado del Rey Emérito, del que todo el mundo ha conocido su quehacer, tanto en cuanto a su actuación como esposo y padre de familia, así como en materia de negocios, además de su ya más que conocida, y reconocida, actuación durante el 23F.
La monarquía en nuestros días, ya que no tiene poder, solo tiene sentido si refleja ejemplaridad. Por este motivo ha dejado de ser un referente para la mayoría del pueblo español, ya sea para los que veían en la monarquía una institución en defensa de la unidad de España y de los valores propios del orden moral objetivo y el derecho natural, como para aquellos representantes de la izquierda o también de la derecha que no aceptan el concepto de monarquía hereditaria y que son partidarios de la reinstauración de una República. Desde hace años no se hacen encuestas sobre la Corona, existe un pacto de silencio y en definitiva de comodidad porque a todos sirve un Rey, como lo fue el Emérito y el actual, que firma leyes y calla.
El propio Rey Emérito ha confesado que el único mandato que recibió de Franco, antes de morir, fue el de mantener a toda costa la unidad de España; pues bien, ni a este mandato fue capaz de hacer honor.
El actual Rey solo tiene una opción, negarse en redondo y dejar claro que recurrirá a su cargo de mando supremo de las FFAA, y al mandato constitucional que estas tienen encomendado, para el supuesto que se le exigiera firmar o refrendar cualquier norma que ampare una convocatoria de cualquier referéndum o consulta que atente contra la unidad de la patria. Pero no debe esperar a que esto se produzca, debe comparecer mañana en los medios para asegurar que cualquier proceso que conlleve a esta consulta no será refrendado por él y si continuara adelante esta consulta, ejercerá sus funciones constitucionales y pedirá a las FFAA que procedan a la defensa, por cualquier medio, de la unidad de la patria.
Mañana, día de la Pascua Militar, escucharemos el discurso del Rey, y tiene la gran oportunidad de advertir ante el legislativo y las propias FFAA cuál será su posición ante lo pretendido por la actual coalición socialista/comunista con ERC. Sería un primer y muy importante paso, esperemos que no desperdicie la oportunidad. Si no lo hace los socialistas/comunistas/independentistas sabrán que el camino hacia la destrucción de la unidad patria está libre y expedito.
He escuchado el discurso de investidura del candidato a Presidente Sr. Sánchez, un discurso que no nos gustara, pero que debemos reconocer que por mor de esas lagunas y capacidad interpretativa del TC, puede caber en la CE, si cabe el aborto por qué no la eutanasia, si caben los matrimonios/uniones homosexuales y adopción por parte de estos, por qué no se va a regular de forma diferenciada a los actores de dicha institución por medio de leyes LGTBI y transexuales, y lo mismo para la expropiación de bienes a la Iglesia, la ruptura de la unidad nacional, la cesión de soberanía a Europa en el marco de una europea federal, el fin de la libertad de enseñanza con la derogación de las normativas que amparan los conciertos con los colegios católicos, la radicalización de la ideología guerra civilista con la persecución del franquismo. La anexión de Navarra esta prevista en el texto constitucional. Una CE que ampara la politización de la justicia y la fuerza de las minorías nacional-independentistas. Pues bien, todos estos dislates amparados en la CE son en nombre de quien se convocan los partidos del llamado centro-derecha para construir sus proyectos.
He escuchado también las intervenciones de Casado, Abascal y Arrimadas, unos mejor que otros, unos con un carácter más marcado de discurso de Estado y otros más de tipo mitinero, algunos con comparaciones odiosas (Frente Popular/Falange), pero se les ha de reconocer que han hecho lo que han podido o sabido, pero han insistido en el mantra de la defensa de la actual Constitución, ha faltado quien debía haber dicho que para evitar todos estos desmanes se ha de proponer, y propondrán en esta legislatura, una modificación inmediata de la CE y de la ley electoral; con la primera se acabarían las dudas sobre la unidad patria, la independencia de la justicia y las libertades individuales, con la segunda el chantaje de los nacionalistas.
Ya no es tiempo de partidismos, ya no es el momento de elegir por unos y otros con las consecuencias que ello supone en la perversa ley electoral española, hoy es el día de elegir trinchera, la de la defensa de la unidad de España y los valores transcendentales de la persona que ella representa, o elegir la trinchera de la anti España. Nos guste o no el día 7E empieza una dura batalla y esta solo se gana en las trincheras, ya sean mediáticas, de movilización o judiciales.