La humanidad necesita de justicia y de paz, pero nada de eso puede lograrse si no se retorna con todo el corazón a Dios, que es la fuente, y si no se lucha abiertamente contra la mundanidad en nuestra vida cotidiana.
A veces, incluso con buena intención, nos empeñamos en querer cambiar el mundo o al menos nuestro entorno sin darnos cuenta de que es imprescindible comenzar por cambiar el propio corazón.
La Cuaresma, nos quedan aún cuarenta días, nos brinda una ocasión propicia para ese cambio, para volver decididamente al camino de Jesús, el camino que conduce a la vida, que dice no a las tentaciones de cada día, y en el que hemos de dar testimonio a los demás, haciendo, también contra corriente, elecciones firmes y valientes, conformes al Evangelio.
Enric Barrull Casals