Sr. Director:

He escrito sobre este tema decenas de veces pero nunca serán suficientes. Uno de los principales mandamientos de la ley de Dios es No matarás, pero no hace falta fe porque es un imperativo natural. Cualquier ser humano que nace en cualquier lugar del mundo sabe que privar de la vida a otro está mal. Igual que cualquiera con un mínimo de edad sabe claramente que dentro de una mujer embarazada se está desarrollando un nuevo ser humano. No hay ley, ni ideología, ni patología incluso que pueda anular este conocimiento. Y sin embargo, en buena parte del mundo han conseguido en pocos años hacer como si ya no importase. Precisamente ahora que la ciencia es capaz de enseñarnos uno a uno cada instante de esa nueva vida. Y justo cuando en el llamado mundo civilizado resulta que tenemos una pirámide poblacional invertida que solo nos puede llevar a la miseria económica y social. De manera que esta situación solo se puede explicar por la existencia de unos poderes ocultos, que nos quieren cada vez menos, cada vez más solos y cada vez más desesperanzados. Porque desde que el mundo es mundo, lo único que ha movido al ser humano a mejorar, a conseguir una vida más fácil, a aprender nuevas habilidades, a explorar el mundo y la naturaleza; ha sido su descendencia, buscar un futuro mejor para sus hijos y los hijos de sus hijos. Sin esta ambición positiva, seguiríamos en las cavernas escondiéndonos de los depredadores y seguramente hace millones de años que nos habríamos extinguido. La maternidad y paternidad es lo que da sentido a la vida. Incluso el ser tíos o abuelos tiene un efecto similar.

Formar parte de una comunidad nos hace más fuertes. Por eso nos quieren débiles, rotos y vacíos, para poder utilizarnos como una nueva esclavitud.