Sr. Director:
La izquierda en España, siempre ha tenido un sentido patrimonial de la enseñanza, fundamentalmente porque es el vivero del que van naciendo generaciones de futuros votantes afines a sus ideas.
Desde su fundación -y más concretamente desde la II República -el Partido Socialista, en el gobierno o en la oposición, ha concluido pactos, ha hecho cesiones y ha requerido o prestado apoyo a otras fuerzas políticas o a los más variados estamentos de la sociedad, pero en la relativo a la familia y a la enseñanza, jamás ha abdicado de sus planteamientos ni retrocedido un palmo de terreno.
Con una constancia digna de mejor causa, los ministros socialistas nada más tomar posesión de la cartera de Educación, se apresuran a barrer situaciones indeseables para sus intereses y a poner en marcha, sin el más mínimo diálogo, acciones que responden a planteamientos de todos conocidos y que repiten en cada ocasión que les es propicia. Más concretamente, la religión –o por mejor decir la Iglesia Católica- y los derechos de los padres en la educación de sus hijos, son blanco directo de los ataques que surgen desde los reductos socialistas en materia educativa.