Sr. Director:

Estamos al corriente del caos migratorio que se está produciendo en nuestro país, principalmente por el sur, y consecuencia del efecto llamada provocado a “bombo y platillo” por el actual desgobierno de Pedro Sánchez, al pretender hacer un alarde de buenismo recogiendo a unos migrantes que estaban perdidos y desamparados por los mares. A aquel desembarco del Acuarius, se “apuntaron” varios ministros para hacerse la foto y hasta el Padre Ángel; solamente faltaron el propio Pedro Sánchez y el Rey Felipe VI entregando diplomas de honor o medallas de oro a esos inmigrantes. Sí que se hicieron la foto, pero la atención a esas personas tiene que dársela la denostada Iglesia católica, a través de Cáritas.

Pero, mira por dónde, las avalanchas que se está produciendo por nuestras costas del sur y las fronteras de Ceuta y Melilla, algunas con acusada violencia y tintes de una clara invasión territorial, es culpa del anterior gobierno (al que despidieron con la ayuda de separatistas, golpistas, terroristas y la extrema izquierda bolivariana), por imprevisión. ¡Vaya por Dios! El anterior gobierno no supo prever que detrás venía un señor populista incapaz de pensar en otra cosa que no sea el voto para estar en La Moncloa, voto que nunca le dimos. Mienten y hacen demagogia con todo descaro, sin disimular.

¿Quién no tiene un mínimo de sensibilidad para preocuparse por unas personas condenadas a la muerte en su búsqueda de la libertad y de un futuro mejor? Pero “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. No es un tema para poner altavoces por todo el planeta anunciando esa dádiva con los demás. Y menos sabiendo el efecto llamada que provoca. Muchas veces me pregunto: ¿por qué yo, al haber nacido en un determinado lugar de nuestro mundo, tengo derechos como la libertad o el bienestar, y los que han nacido en otros, no los tienen? Reflexionemos.