Sr. Director:
Ante el "horrible atentado" en París quiero unirme al mensaje que el Papa Francisco puso de manifiesto a través de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Como él, participo con la oración en el sufrimiento de los heridos y de las familias de los difuntos. El Papa exhortaba en su manifiesto a todos a "oponerse con todos los medios a la difusión del odio y de toda forma de violencia, física y moral, que destruye la vida humana, viola la dignidad de las personas, mina radicalmente el bien fundamental de la convivencia pacífica entre las personas y los pueblos, a pesar de las diferencias de nacionalidad, de religión y de cultura.
Independientemente de la motivación, la violencia homicida es abominable, jamás es justificable, la vida y la dignidad de todos deben ser garantizadas y tuteladas con decisión, mientras toda instigación al odio debe ser rechazada, a la vez que se debe cultivar el respeto por el otro".
Y es que el atentado de París nos hace pensar en tanta crueldad, crueldad humana; en tanto terrorismo, ya sea terrorismo aislado, o terrorismo de Estado. Pero en definitiva, crueldad de la que el hombre es capaz. Me uno a la oración de tantos por las víctimas de este atentado al tiempo que pido también por los crueles, para que el Señor cambie su corazón y por todos los tibios que con frecuencia somos parte de la culpa.
Pedro J. Piqueras Ibáñez