Sr. Director:
Como el de tantas otras fiestas de nuestra tierra, la celebración trianera de la Velá(da) de Santa Ana tiene un indudable origen religioso; aunque bien sabemos que, en tiempos irreligiosos como los actuales, la explotación turística de cualquier fiesta es lo primordial por encima de cualquier otra consideración. No obstante, las casetas que se instalan durante la Velá en la calle Betis pertenecen mayoritariamente a las hermandades religiosas del barrio, aunque, ¡cómo no!, junto a ellas también están las de los principales partidos, siempre presentes en cualquier ámbito susceptible de ser utilizado como propaganda. Mas dentro de lo que supone esta omnímoda presencia política, el premio se lo llevan los comunistas de IU que, desde hace años, aprovechan su caseta para dar la nota con su sanguinaria parafernalia evocadora de su peor identidad; con sus hoces y martillos, sus estrellas y su retrato del malhadado Ernesto, convirtiendo la Velá en su particular velorio del Ché. Si fueran un poquito coherentes, renunciarían a participar en este tipo de fiestas que, para su mayor inquina, llevan por nombre a la madre de Aquella cuyas imágenes tanto gustaron de calcinar (memoria histórica). Pero esperar coherencia de los comunistas, que ahora nos los presentan como garantes de los derechos humanos, es como pretender concursar en la cucaña con zapatitos de tacón.