Sr. Director:
El Gobierno de España ha dado cumplimiento a las normas del derecho internacional y a los principios humanitarios más elementales de llevar a puerto seguro a quien está en peligro en el mar. El Aquarius llegaba a Valencia porque el líder de la Liga Norte italiana, Matteo Salvini, ha querido utilizar el caso para ganar apoyos de forma irresponsable y para fracturar aún más a los socios europeos.
Recoger a quien está en altamar, eliminar las concertinas o suprimir las devoluciones en caliente, no supone dejar de controlar la entrada a través de nuestra frontera. Salvar del mar no supone necesariamente otorgar un permiso de residencia. Ser humanitario, que no buenista, en este caso lo hemos querido ser, no es incompatible con el mantenimiento del control. Hay modos y modos de hacerlo.
A pesar de todo en toda Europa crece la sensación de que estamos siendo invadidos por inmigrantes que nos van a robar nuestro bienestar. Esta sensación, sin fundamento real, tiene que ver mucho con nuestra inseguridad como sociedad.