Sr. Director:

En verano se produce el mayor número de bodas del año. Pasado un tiempo, suelen venir hijos. El matrimonio y sus hijos forman la institución familiar, una comunidad unida por vínculos de parentesco y de amor. Los hijos son un don recibido de Dios, el mayor tesoro que tenemos los padres, nuestra alegría y responsabilidad; pero no una propiedad, porque no se trata de cosas.

A los padres, de cuya unión amorosa proceden los hijos, les compete la crianza y la educación de su prole. De ellos reciben amor y seguridad emocional, el lenguaje… Son la columna de apoyo de sus hijos. Del afecto que los niños reciben de sus padres y del amor que observan entre ellos, brota la capacidad de amar.

La misión  del Estado en materia educativa es únicamente de subsidiariedad;  no de suplantación del deber de los padres, que tienen el derecho natural y propio a que  sus hijos “reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”, como recoge nuestra Constitución ( art. 27), con base en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 26.3). Los gobiernos con tendencia totalitaria no respetan a la familia ni a otros grupos con capacidad educativa elegidos por los padres, y violan la libertad y la “patria potestad”; infringen la legalidad y la retuercen. Intolerable. Evoco los totalitarismos que sufrió Europa en el siglo XX.