Sr. Director:
Si por algo me alegro de que mis padres hayan muerto, es porque no pueden ver en qué se ha convertido España. Ellos, que sacaron adelante cinco hijos con un solo sueldo, y les dieron una profesión. Ellos que sufrieron privaciones en la posguerra y nunca quisieron hablarnos de la guerra, y dejaron que sacáramos nuestras propias conclusiones. Así hemos llegado a la situación actual.
Llegaron a ver el principio de la ley del aborto con los plazos. Pero no se imaginaban la sangría humana que vendría después; con casi un millón de casos al año. No imaginaban que le seguirían los enfermos y los ancianos, como en tiempo del nazismo. y el comunismo que aún pervive en tantos lugares. Tampoco sabían que los jóvenes empezarían a dudar sobre si eran hombres, mujeres o gallinas. Y menos aún que España se situaría en los tres millones de parados. Tanto esfuerzo para levantar el país, para que ahora estemos en crecimiento negativo, apenas moderado por los hijos de los inmigrantes. De los cuales, muchos viven de las subvenciones, y otros muchos no podrán mantener nuestras pensiones porque no tienen trabajos cualificados y apenas cotizan. Este es el futuro que nos espera a los mayores. Mientras tanto, tengo que reconocer que yo también tengo un gathijo y cuatro gatonietos, a los que queremos mucho, que naturalmente no nos van a sacar adelante. Me alegro de que mis padres no hayan visto cómo nuestra cultura y todo por lo que ellos lucharon se va al garete, sin que nadie pueda o quiera evitarlo. Al menos se evitaron el disgusto de saber que podría haber sido en vano.