Una de las razones para que se pudieron alcanzar consensos básicos en la Transición fue la existencia de una generación de intelectuales que con su pensamiento rector marcaba las tendencias de progreso integral que necesitaba al sociedad española.
En este nuevo período convulso de nuestra historia es un lugar común la afirmación de que no existen personas con un pensamiento original que sirva de referencia, de aliento y de esperanza. Sin duda esto favorece la aparición de populismos.
Jesús Domingo Martínez