Sr. Director:
La negativa del parlamento portugués a despenalizar la eutanasia, que tuvo lugar hace dos semanas, supone un dique a una legislación que se va imponiendo por toda Europa. El proyecto presentado por los socialistas, y sus socios del bloque de gobierno, tenía la pretensión de introducir en la sociedad portuguesa un cambio respecto a su concepción de la vida desde el instante inicial hasta su muerte natural.
Pero la aritmética parlamentaria ha fallado desde el momento en que las principales formaciones políticas dieron a los diputados la oportunidad de votar en conciencia. Algo que ocurrió con la abstención de varios socialistas y el voto en contra de la mayoría de los socialdemócratas. También hay que destacar la negativa en bloque de los comunistas, que apostaron por que el Estado dedicara más recursos a los cuidados paliativos.