Mientras en Irak y Siria las milicias del Estado Islámico cometían un genocidio contra los cristianos, el mundo libre parecía confuso y abotargado.
La reacción de los Gobiernos europeos no era mucho más efectiva en el territorio de la Unión.
Es verdad que la policía española ha demostrado su efectividad a la hora de desarticular redes que reclutan jóvenes para la Yihad y que los gobiernos europeos trabajan para el control y detención de los criminales que regresan de las zonas de guerra, pero el mayor problema de Europa es la prevención, como han demostrado los desgraciados atentados en París.
Suso do Madrid