Sr. Director:

En su reciente viaje apostólico a Hungría el Papa Francisco ha dejado un mensaje claro y profundo sobre el futuro oscuro de Europa, sometida a una crisis sin precedentes desde su fundación. Europa debe volver a encontrar su alma, tal como la fraguaron sus padres fundadores, que generaron diplomacias de recomponer unidad, en vez de agrandar las divisiones.

En un histórico discurso inspirado en la historia milenaria de Hungría, en su capital Budapest, que no solo es señorial y vivaz, sino un lugar central en la historia, testigo de profundas transformaciones, la ciudad de puentes y santos. Budapest fue fundada por un rey santo, San Esteban en tiempo de paz; capital que ha sufrido invasiones durante siglos, pero en pleno siglo XX sufrió la mas terrible violencia y opresión, provocadas por los terroríficas dictaduras nazi y comunista que intentaron por todos los medios que Hungría fuera aniquilada y despareciera del mapa de la historia. Como sucedió en pleno siglo XX 1956 y durante la segunda guerra mundial, con la deportación de miles de habitantes, con el resto de la población de origen judío, y el martirio de sacerdotes y fieles católicos. Fue el cardenal Josef Mindszsenty, quien lucho contra el stalinismo para que Hungría no perdiese la herencia católica de su Patrono Esteban.

En este momento histórico, Europa es fundamental, porque gracias a su historia representa la memoria de la humanidad, pero eso solo posible si avanza en los grandes legados de la filosofía griega, el derecho romano y Mensaje del Evangelio Cristiano tal como los propusieron los padres fundadores: Adenauer, De Gásperi y Suman, quienes, en vez de agrandar divisiones, generaron diplomacias capaces de recomponer la unidad. Para el papa Francisco Europa no puede ser rehén de la división, volviéndose presa de populismos autorreferenciales. Este es el camino nefasto de las colonizaciones ideológicas que eliminan la diferencias. Europa debe ser construida según el Papa Francisco, centrada en la persona y en los pueblos, con políticas efectivas para la natalidad y la familia. Un Europa decrépita y envejecida que propugna como solución el aborto como un derecho se autodestruye. Otro enemigo de Europa es el camino nefasto de las ideologías, incluida la de género, basada en la lucha de sexos marxistoide.

Para el papa Francisco la capital de Hungría aún guarda como un tesoro el testimonio y la vida su fundador el Rey San Esteban, por eso las minorías nacionales que viven en Hungría forman parte de la comunidad política húngara. El papa Francisco alaba la laicidad positiva del gobierno húngaro, basada en la colaboración leal Iglesia, frente a los que proponen un laicismo generalizado, que se muestra alérgico a cualquier aspecto sacro para luego inmolarse en los altares de la ganancia. San Esteban fue un ejemplo de acogida hacia migrantes de otras partes de Europa. Otra gloria de santidad de Hungría es su reina Isabel madre de los pobres y de los enfermos.