Sr. Director:
El problema de la okupación de viviendas parecía irresoluble al considerarlas nuestras leyes como recintos inviolables; pero esto podría cambiar si en vez de reclamar la propiedad, se alegasen motivos de salud, aplicando lo sucedido en una vivienda habitada legalmente en Madrid, donde la policía procedió sin orden judicial a derribar la puerta, porque presumía que dentro estaban de fiestuqui. Esta nueva situación abre al menos dos vías a la esperanza de los legítimos propietarios: o bien que reclamen tan contundente auxilio policial mediante un pertinente parte médico acreditando los graves perjuicios de salud que les causa esa okupación, o bien que animen -e incluso financien- a los okupas para organizar festejos variados en sus casas okupadas.
Otra incoherencia no menor nos la ofrecía el bueno de Serigne Mbayé, portavoz del Sindicato (?) de Manteros, incluido en las listas electorales de Unidas Podemos para la Asamblea de Madrid, y que daba como una de las razones para entrar en política que «Madrid necesita servicios públicos adecuados»; pero estos servicios desaparecerían si tuvieran que financiarse con lo que ingresan los manteros por sus impuestos.
Y mientras tanto, en el Parlamento de Cataluña, la mayoría de parlamentarios abandonan el Parlamento cuando le toca el turno de palabra a un parlamentario mulato, al que acusan de... ¡racista! En fin...