Sr. Director:

Puede que sean muchos los problemas para que los jóvenes tarden en casarse. Pero también son los múltiples viajes o estancias en el extranjero por motivos profesionales -los envía la empresa al extranjero- o por motivos formativos -es imprescindible hoy en día saber idiomas-. Sin olvidar que hay parejas que antes de casarse ya han dedicado bastante tiempo en viajes turísticos a lugares  exóticos. Estos son los que piensan que antes de casarse y tener hijos hay que dedicar unos años al divertimento y el turismo.

 Así nos vamos encontrando con que algunos, cuando por fin se dan cuenta de que sería bueno que se casaran, tienen dificultades para encontrar con quien o si llegan a casarse ya no llegan los hijos. A parte ya de los que no tienen ninguna intención de pasar de la parejita. Y así, como quien no quiere la cosa, nos encontramos con una sociedad que envejece, una población que disminuye, un ambiente encanecido.

 Por eso las familias numerosas son auténticos tesoros. Esto lo reconoce hasta el más timorato, hasta el más egoísta del panorama social, hasta el personaje más rico del mundo, que ha tenido esposas, pero no tiene hijos. Todos se maravillan cuando ven a unos padres jovencitos con tres, cuatro o cinco críos por la calle. ¿Será posible que haya alguien a quien eso no le guste?