La decisión del expresidente del gobierno Felipe González de implicarse en el asesoramiento de la defensa jurídica de los opositores venezolanos encarcelados por Nicolás Maduro representa un ejercicio de valentía política y de coherencia.
Una defensa en la que además estará acompañado por varios expresidentes americanos de Chile, Uruguay y Brasil.
Esta decisión contrasta con la tibieza habitual de la izquierda española a la hora de denunciar los atropellos cometidos por los populismos americanos, sobre todo los causados por regímenes que presentan una apariencia formal de democracia pero que ejercen el poder como una dictadura. Me parece una buena decisión y ojalá consiga el objetivo.
J. D.