Sr. Director:
Jerusalén fue durante la última semana de abril casa de oración de todos los pueblos, como destacó el Patriarca latino de la Ciudad Santa, Pierbattista Pizzaballa, tras el encuentro interreligioso que congregó a representantes judíos, musulmanes, drusos y cristianos, unidos en su súplica a Dios por el fin de la pandemia del coronavirus. Apenas un puñado de representantes religiosos recogían el sentir de millones de personas, para quienes la fidelidad a sus convicciones religiosas no solo no impide, sino que refuerza su sentimiento de pertenencia a una única familia humana común.