Sr. Director:
Se acrecientan cada día los ataques a la libertad, y muy especialmente a la religiosa. De forma muy acusada, desde hace dos años para acá, se han multiplicado las discriminaciones a los católicos, en unos casos promovidos por el gobierno y en otros consentidos. Igualmente se han significado notablemente los actos violentos contra las personas, lugares de culto y símbolos religiosos, en algunos casos ordenados por los propios mandatarios políticos. Intentan la incautación de nuestras propiedades (catedrales, templos y otros lugares) buscando cualquier resquicio de las leyes para ello. Ciertamente de la mayoría de estos actos, no se hacen eco los medios de comunicación y así el pueblo no se entera.
En 2018 se registraron 57 delitos de odio contra cristianos; en 2017 solo 52. Por partidos políticos, el más beligerante, Podemos, implicado en 19 casos y el PSOE e Izquierda Unida implicados cada uno en 14 casos. Siendo la religiosa una de las libertades fundamentales a la que tenemos derecho todos los ciudadanos, los poderes públicos deberían protegerla y en ningún caso promover su ataque, como ha ocurrido en algunas ocasiones.
No es de extrañar que con un gobierno que no respeta las libertades de sus ciudadanos, vaya a respetar precisamente la religiosa, la que engrandece a la persona, señala un modo de vida ordenada y racional, perfecciona la moral del individuo y aporta tantas otras virtudes morales que le hacen resistente a las mentiras y felonías que pretenden inocularnos. Es algo que los mandatarios sin escrúpulos pretenden evitar en su ciudadanía.