Sr. Director:

El Premio Nobel Vargas Llosa ha manifestado varias veces que “gracias a la llegada de los españoles, América Latina pasó a formar parte de la cultura occidental y a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento y el Siglo de Oro”. Y el profesor Ayllón ha publicado una interesante obra titulada “Breve historia de Occidente” que reconoce los orígenes de nuestra civilización occidental, de la trabajosa historia de las ideas, el respeto a la persona, la difícil conquista de las libertades, y el sentido cristiano de la vida que pide el reconocimiento de los hombres como hijos de Dios en Jesucristo. En realidad, unos tratar de desmontar nuestra historia, nuestra cultura, nuestro estilo de vida occidental, y en cambio otros tratan de aprender del pasado, rectificando errores y pecados. Mejor alentar el sentido responsable de la libertad, la misión de trabajar con un horizonte de servicio, de virtud, y de trascendencia. Mejor ofrecer esperanza sólida a una sociedad perpleja y con pocos asideros firmes.

La denuncia es comprensible y aun necesaria pero hay que ofrecer soluciones, trabajarlas y aprender las lecciones de la historia que nos ha llevado a la libertad. La afirmación del valor trascendente de la persona humana es la primera base para defender la dignidad, la libertad y los derechos humanos. Para ello es preciso reconocer las verdades objetivas y universales sobre el ser humano, el sentido de la sociedad, los valores pre jurídicos y la existencia de leyes inmutables de la naturaleza humana. Sin embargo las ideologías dominantes en la actualidad vienen rechazando estos principios, en realidad la existencia de principios, en aras de la subjetividad.

Más que señalar tendremos que levantar, más que deconstruir, tendremos que construir, más que desarrollar victimismos tendremos que acoger a las víctimas o sufrientes, más que abrumar tendremos que sembrar esperanzas y esperanza en la civilización occidental, tan denostada por la ideología woke pero tan buscada por los desesperados del tercer, cuarto o quinto mundo.