Mariano Rajoy, con su firma para ocupar un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU, compromete seriamente a España con el aborto y la "ideología de género", contrarios a los principios del humanismo cristiano del PP.
¿Será por ignorancia, o por ese puesto, al que Monseñor Reig Pla llama "un plato de lentejas. La peor de las corrupciones"? Con tanto eufemismo, muchos políticos no se enteran de lo que firman: les hablan de "Derechos sexuales y reproductivos", y no saben que se trata del aborto libre; ven escrito "igualdad de género", no de oportunidades, e ignoran que es para confundir sobre la naturaleza del hombre y la mujer, diferentes y complementarios.
Cuando se dan cuenta, ya han firmado. Con conocimiento o con ignorancia vergonzosa (un hombre culto debe saber esas cosas), Rajoy ha aceptado leyes que había recurrido y que prometió cambiar. Llegó al poder, sobre todo, por el voto católico, y ahora nos ningunea y nos deja políticamente huérfanos. Un cambio de chaqueta que no creo que le compense ni a la corta ni a la larga.
El adinerado lobby homosexual se frota las manos: con la firma de España, saltará fácilmente a Iberoamérica. Los países nórdicos europeos, pioneros de la "ideología de género", ahora la desenmascaran y han cerrado el NIKK o Instituto de Género Nórdico. ¿Cuándo nos dejaremos, nosotros, de engañifas?
Josefa Romo