Sr. Director:

Pues yo echo de menos en todos los servicios sociales y autoridades educativas del Estado y en las federaciones LGTBI el mismo empeño que está poniendo la Iglesia en acabar con los abusos a menores.

La mayoría de abusos a menores se producen en el entorno familiar, de amistad o vecindad. Sólo los testigos de esa situación, los servicios sociales que atienden a esas familias y los enseñantes de los menores pueden dar la voz de alarma.

La mayoría de abusos a menores consisten en prácticas homosexuales. ¿No deberían las asociaciones LGTBI realizar campañas de sensibilización o abrir canales de denuncia en esos colectivos?