Sr. Director:
Es lamentable la creciente intransigencia lingüística del nacionalismo catalán. El último ejemplo lo he presenciado en mi ciudad, en Lérida. Resulta que ERC exige eliminar de las calles leridanas las señales informativas del ayuntamiento respetuosas con el bilingüismo, es decir, escritas en catalán y en castellano porque “la rotulación pública tiene que ser únicamente en catalán”. La exigencia del “únicamente” revela intolerancia y un profundo desprecio a la diversidad y a la convivencia lingüística. Me pregunto qué tiene de negativo que junto a la información en catalán aparezca la información en castellano. ¿A quién le puede molestar que se facilite su entendimiento a todos? En las encuestas, una amplia mayoría de leridanos, el 66%, estamos de acuerdo que en una ciudad bilingüe se usen ambas lenguas oficiales en el espacio público y solo una minoría del 20% exige que sea exclusivamente en catalán. Es lamentable que ERC rompa este amplio consenso social con su nacionalismo intolerante y excluyente.