Sr. Director:

España vuelve a estar conmocionada por la corrupción política en el día de la infamia de la amnistía y los graves casos de corrupción política de todos conocidos. Mientras tanto, los políticos que más tenían que preocuparse por los casos que les afectan directamente, lanzan fangos oscuros para atacar a sus adversarios. Algo que desató indignación, hasta derramar lágrimas reales y saladas, a la mente más comprometida por el bien de Asturias, Melchor Gaspar de Jovellanos, fue el hecho de que resultara acusado por sus adversarios de los crímenes políticos más nefastos: abuso de poder, malversación de fondos públicos y enriquecimiento personal. Para defender su inocencia y servicios desinteresados a su querida España, anciano y solo ante Dios, nos ofrece un testimonio de los ideales patrióticos por los que luchó y por los que fue perseguido con inquina hasta morir solo y pobre en el destierro. Su Memoria en defensa de la Junta central es una de las cumbres de la retórica política, que deberían releer los parlamentarios actuales para quienes la retórica es una simple retahíla de insultos, descalificaciones obscenas de los adversarios políticos que llegan a ser encarnizados enemigos. Jovellanos anciano y pobre, abandonados de todos escribe: Es posible que falte a mi pluma el  calor que fuera necesario para tan rudo ataque. El cargo de usurpación de la autoridad soberana, aunque gravísimo por su naturaleza, podía al menos dorarse con aquella especie de oropel que engalana los proyectos de la ambición; pero el robo de la fortuna pública y la infidelidad a la Patria, llevan  consigo tan abominable y asquerosa fealdad, que de ser cierto, dejarían impresa en el nombre de sus autores, aquellas manchas eternas, que según Cicerón, ni se pueden desvanecer, ni lavarse con todas las aguas de los ríos, De  aquí  que la imputación de tan hediondos delitos más de admirar la torpe necedad, que la maligna osadía de nuestros calumniadores. Se puede argumentar con mucha más pseudo apariencia retórica demagógica, pero con mucha menor contundencia retórica, contra la corrupción .