Sr. Director:
Lo de quejarse a todas horas del centralismo de Madrid y liarla parda cuando el Consejo de Ministros se traslada a Barcelona demuestra el victimismo sin límite del nacionalismo catalán.
El mensaje que se traslada es que “da igual lo que hagas que siempre se quejan” y, por supuesto, perjudica cualquier intento descentralizador de traslado de instituciones estatales a Cataluña. Los que siempre presumían de pacifismo ahora animan a cortar carreteras y montar algaradas callejeras, impidiendo la libre circulación de los ciudadanos para desplazarse, abrir su comercio o ir al trabajo. ¿De verdad así pretenden “ensanchar la base social”? Algunos se están pegando un tiro en el pie y, tras los numerosos engaños del ‘proces’, perdiendo la escasa credibilidad que les quedaba.