Sr. Director:
Después de treinta y tres años de gobiernos socialistas en Andalucía, nada sorprende ya que la juez Alaya, que instruye los casos más escandalosos de corrupción hasta ahora descubiertos, haya afirmado en su último auto que la Junta había creado una red de clientelismo político, regada con dineros públicos, fuera de todo control administrativo.
Más o menos, este método implantado para captar votos y que con tanta serenidad aplicaba la delegada de Empleo en Jaén, era algo bien conocido por todo el mundo en Andalucía. Tampoco sorprende que la citada juez haya preferido esperar al día siguiente de las elecciones autonómicas para ordenar la detención de nuevos cargos y ex cargos de la Junta imputados por el fraude en los cursos de formación, a fin de no interferir en la cita electoral. Sin duda ha mostrado un cierto señorío que otros no suelen mostrar.
Pedro García