Sr. Director:
Un artículo de Religión en Libertad nos habla de la Madre Cànopi. La religiosa fue la fundadora del monasterio benedictino Mater Ecclesiae situado en la isla de San Giulio, en el lago de Orta (Novara), del que fue abadesa durante más de cuatro décadas, hasta el año pasado. A su llegada al monasterio en el año 1973, por petición del obispo Aldo del Monte, la monja, que entonces tenía 42 años de edad, se encontró con un monasterio abandonado y en ruinas situado en una isla desierta.
Efectivamente, con la nueva vida del monasterio la Madre Canopi "dio a luz" a casi cien nuevas monjas: no todas se quedaron en Mater Ecclesiae, que hoy cuenta con más de ochenta consagradas, sino que muchas fueros enviadas a misión; por ejemplo, al priorato Regina Pacis en Saint-Oyen (Valle de Aosta), fundado en 2002. O a los monasterios de San Antonio abad, en Ferrara, o de San Raimundo, en Piacenza, que gracias a la llegada de las nuevas hermanas han resurgido.
Para la Madre Cánopi, “la oración contemplativa es como una central eléctrica: lo que parece algo estático, es en realidad una fuerza motriz. Mientras parece que estamos inmóviles y encerrados, nosotros con la oración recorremos el mundo entero".