Sr. Director:
“No se alzaron las catedrales en el centro de las ciudades. Las ciudades fueron tejidas en torno a sus campanarios. Y esa red de lo sagrado inventó Europa: una frágil geometría del espíritu”. Y llenaron a Europa de Dios y del hombre.
El incendio de Notre Dame no les ha gustado mucho a quienes hablaban de “La gran claridad materialista de las iglesias incendiadas” “La iglesia que ilumina es la que más arde”. La “claridad materialista” es pura y simple oscuridad; oscuridad que se hace total en el corazón y en la mente de quienes anhelan que las iglesias “ardan”.
El incendio en el corazón de París, ¿llegará a ser un incendio que ilumine los corazones y las mentes de los europeos, les ayude a descubrir en sus corazones el vacío de Dios, el vacío del hombre, y haga renacer en ellos la nostalgia de Dios, el anhelo de la cercanía de Cristo, Dios y hombre verdadero, muerto en los brazos de Santa María, como aparecía en las imágenes de Notre Dame?
Las llamas de Notre Dame, ¿abrirán ojos europeos y les ayudarán a arrodillarse ante Cristo Resucitado, ante Cristo Eucaristía, como hizo el capellán de bomberos que salvó las Formas Consagradas en el Sagrario?
Empieza la reconstrucción, esperemos que con ella empiece también la reconstrucción del espíritu que construyó Europa.