Cartas al director
Las Leyes y el aborto
Sr. Director:
Legislar sobre lo que en definitiva supone sentencias de muerte, no solamente es difícil y complicado; sino que está contra las leyes tanto la natural como la divina.
Ninguna persona debe quitar la vida a ningún ser humano, bajo ningún concepto. Nuestra Constitución consagra la defensa de la vida, y sin embargo lo mismo que hemos desterrado la pena de muerte, para criminales, asesinos, homicidas…; hemos entrado en la contradicción al establecerla para los más inocentes aquellos que no pueden defenderse, los concebidos y no nacidos.
No voy a alargarme ni entrar en disquisiciones. Escribo porque, además de estar totalmente en contra de cualquier tipo de aborto, salvo el que se produce de forma natural, por razones personales vividas y el conocimiento que tengo sobre la vida humana; como digo más arriba, creo profundamente que va contra las leyes tanto la natural como la divina.
El Partido popular tiene un problema en el que se ha metido él solito, aunque todavía está a tiempo de corregirlo, y corregir al mismo tiempo la tendencia de voto que le puede hacer perder
las elecciones, e incluso ganándolas no poder gobernar.
Creo que la solución está en la sentencia del Tribunal Constitucional de 1985. En ella, el Tribunal impuso al Estado las obligaciones "de abstenerse de interrumpir o de obstaculizar el proceso natural de la gestación" y "de establecer un sistema legal para la defensa de la vida que suponga una protección efectiva de la misma", si bien con la precisión esencial de que "los derechos de la mujer" pueden prevalecer en determinadas circunstancias.
Los únicos derechos que pueden prevalecer son los referentes al peligro de muerte de la madre, o que ella no quiera al hijo. En este último caso, con preservarlo y darlo en adopción, desde el momento del nacimiento, se cumple con el deseo de la madre y se defiende la vida.
En consecuencia es muy sencillo, basta con cumplir la sentencia del TC:
1º Paso: Se deroga mediante decreto, que luego se convalida en el Parlamento, la Ley mal llamada Aido, volviendo a la ley de despenalización del aborto de 1985, anteriormente vigente.
2º Paso: Se promueve por vía de urgencia, una Ley en defensa de la vida. Nada de ley del aborto. Que contenga de forma explícita:
.- Ayuda a las madres durante el embarazo, y hasta el nacimiento del hijo concebido, directamente por el Estado o a través de las organizaciones provida.
.- Proveer los medios asistenciales necesarios por parte del Estado, para aquellas madres que por su situación concreta los necesiten, en la atención del recién nacido.
.- Ilegalizar las clínicas abortistas, siendo delito la práctica del aborto para las personas o profesionales de la medicina que lo realicen. Solo el Estado por medio de su sistema sanitario oficial podrá, en caso de peligro real de muerte, y previo informe de un consejo de médicos, autorizarlo.
.- Agilizar los trámites de adopción, reformando en lo que sean preciso las leyes que rigen actualmente el sistema de adopción. La madre que renuncie al hijo, no podrá reclamarlo en el futuro. Todos los derechos pasaran a los padres adoptivos de por vida.
.- La atención a los ancianos, promoviendo todos los medios asistenciales necesarios hasta el final de su vida, incluyendo los servicios paliativos para los que estén en fase terminal.
.- Ilegalizar la promoción de cualquier ley que tenga como objeto la eutanasia.
3º Paso: Una vez aprobada La ley en defensa de la vida, derogación de la ley de 1985 de forma definitiva.
Por último, aprovechando la convocatoria de elecciones generales, proponer y aprobar su incorporación a la Constitución, como mejora nº1 de la Constitución, en su Capítulo segundo, del Título I, Articulo 15; siguiendo todos los trámites necesarios.
Si se hace una buena ley, y se puede hacer, que defienda de verdad la vida; en las votaciones en el Congreso podríamos ver de verdad el comportamiento de los partidos políticos en un tema tan vital como es la vida. Tendría que ser aprobada por los dos tercios de la Cámara, disolver las Cortes, y después de las elecciones tendría que volver a ser votada y aprobada por los dos tercios de la Cámara, y luego aprobada en Referéndum por todos los españoles.
No soy quien para decir a nuestros gobernantes lo que deben hacer, estos son ideas aplicando el sentido común de un ciudadano normal, como los que quiere el Sr. Rajoy. Que ama la vida intensamente.
Sería una gran herencia para nuestros hijos y nietos.
Una sociedad, una nación, unos ciudadanos, que no defienden la vida, es una sociedad, una nación, unos ciudadanos que están llamados a la extinción. Empecemos por defender la vida, si no hay vida, para que hace falta todo lo demás.
J. R. Pablos
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