Sr. Director: En algunas ciudades denominan «asustaviejas» a esos taimados y deshonestos personajes que se presentan en hogares habitados por ancianos, engañándoles bajo el temor de algún supuesto mal inminente que afectaría a sus  casas o a algunos servicios relacionados con el hogar doméstico (luz, gas, mantenimiento, etc.). Obviamente, los asustaviejas sólo persiguen obtener un beneficio económico a costa de tan temeroso personal. Un fenómeno muy similar se observa ya en el ámbito político, donde algún partido suele utilizar también mensajes de naturaleza temerosa dirigidos a importantes grupos del electorado. Su objetivo: reclamarles el voto mediante el miedo a una posible victoria de los peores adversarios, que vendrían a imponer unos principios y valores en la sociedad gravemente perjudiciales o contrarios a ellos. Pero atendiendo a sus actos, más que a sus promesas, en realidad se trata de partidos asustaviejas, pues la dura realidad demuestra que los altos principios y elevadas ideas que decían defender durante sus discursos y ofertas en período electoral, alarmando a sus votantes con la amenaza de una victoria enemiga, son principios e ideas que ya ni existen ni se les espera. Hace tiempo que los fueron abandonando por el camino y sólo buscan el beneficio de los votos. Miguel Ángel Loma