Los emigrantes son personas, afirmarlo no es un ejercicio de retórica, sino el primer paso para el posterior diseño e implantación de políticas públicas hechas a la medida de las necesidades vitales de los seres humanos.
Y si no somos capaces, o no estamos dispuestos, a actuar por convicción, hagámoslo al menos por necesidad. En todo caso, las ventajas de considerar personas a los emigrantes superarán con creces los riesgos.
Suso M.