Pero la irritación de la sociedad ha llegado a tales límites, que sus preferencias empiezan a inclinarse hacia un populismo que conduciría a España al suicidio como país democrático y europeo.
Sin embargo, lo que subyace en las alarmantes encuestas de los últimos días, es un mensaje claro para los principales partidos: o se emprende con toda la celeridad una regeneración ética o se consuma la caída en el abismo.
De nada habrán valido los sacrificios soportados estos últimos años de recortes que tanto nos alaban desde fuera.
En este contexto, lo que acaso irrita más a la sociedad es la incapacidad visceral de PP y PSOE de llegar a un acuerdo al margen de sus diferencias ideológicas, para regenerar las instituciones y sostener el pacto constitucional que ha dado seguridad y prosperidad a nuestra convivencia.
Pedro García