Sr. Director:
Se ve que el centro es un lugar disputadísimo al que todos quieren volver, posiblemente para quedarse allí, renunciando a las veleidades que en algún momento les llevaron a algún extremo, sea con los populismos soberanistas e independistas, o con los populismos de extrema derecha. Centrarse en el centro es la labor pendiente de unos y otros, porque parece que desde allí se domina más que si uno cae para un lado o para otro.
La misma palabra lo dice: si estás descentrado es que te falta algo, como una pata al trípode de tu ambición. No percibes bien lo que necesitan los demás, se te va la mano con exageraciones sin sentido, gritas, te pones hosco y la gente nota que estás perdido, que te falta esa centralidad por la que todos suspiran, aunque puedas dormir tranquilamente en tu casoplón.
Xavi e Iniesta, ¿Recuerdan a esta pareja de jugadores del Barça? Eran dos centrocampistas extraordinarios, son el ejemplo de centristas que se ocupaban de dar juego a los demás, sin importarles si eran ellos los que metían el gol, o le daban el balón a otro, normalmente mejor situado, para que fuera él quien marcara, e incluso se llevara la fama. La vocación de centrista exige pensar que los demás también juegan, y a veces lo hacen mejor. Cuando a uno se le ocurre que es el mejor e imprescindible para que todo marche, normalmente pierde la centralidad al buscar su propia gloria, en vez de la del equipo, se cae del monolito al que se ha subido y se despeña, normalmente más pronto que tarde. Algunos piensan que esto les puede pasar a los de Ciudadanos.