Cartas al director
Los políticos y la clase religión
Sr. Director:
Señores gobernantes: son los graves problemas que tienen ustedes a sus espaldas.
Primero, con la cantidad de desempleo que están sufriendo las buenas gentes, hombres y mujeres, familias de nuestra querida Región Extremeña; jóvenes que no se atreven a formalizar una familia, porque no han tenido aún su primer empleo; hombres y mujeres, que les van pesando los años y las responsabilidades morales y no tienen trabajo.
Con los impuestos que sufren las pequeñas y medianas empresas; con las gentes que vienen a nuestra tierra, inmigrantes, buscando una vida mejor; con las diferencias sociales que aún existen en nuestra región y en nuestro país; con los abusos laborales, las diferencias de sueldo entre hombres y mujeres; con la falta que hay de centros de rehabilitación y acogida para personas que sufren marginación social; con los fraudes fiscales que existen…
Con la carencia de valores y virtudes humanas… ¿Todavía siguen ustedes "enredando", con las clases de Religión? ¿Todavía está "rebanando" y rebajando el horario, quitando horas que son horas a los trabajadores? ¿Se preocupan de quitar horas a los que trabajan de sol a sol? ¿De los empresarios, nuevos ricos, que no pegan a sus trabajadores toda la paga extraordinaria y no cumplen con todo el tiempo de vacaciones para sus empleados?
E incluso un gobernante no-cristiano valora el bagaje cultural que ha supuesto en la historia y supone la religión en la sociedad. Y si son cristianos ningún tonto tiene piedras a su tejado; eso lo hizo San Pablo, matar la fe y la vida de los primeros cristianos hasta que se convirtió, porque él pensaba que hacía algo bueno para Dios; el político debe actuar con rectitud, y no por política electoral.
La verdadera "polis", la verdadera política es la que da libertad, suma y no resta, abre el abanico de las posibilidades y no cierra puertas, tiende puentes y no muros. La clase de Religión, ustedes lo saben, da formación integral de la persona e información de los fundamentos cristianos de nuestra cultura milenaria.
Y todo esto, con más razón, lo entenderá mejor, si, además, el político es persona que cree e intenta configurar su estilo de vida buscando el verdadero amor a Dios y el verdadero amor a todo ser humano, e incluso, los que no tienen voz, porque aún no han nacido.
Ustedes saben muy bien que, cuando el ser humano se olvida de Dios, del verdadero, que es Amor, termina olvidándose también del hombre, de un modo integral.
Francisco Blanco Galán
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